“Príncipe” viene del latín princeps: lo que va primero, principio, primero.
Para acrecentar su poder político, Julio Cesar declara en el Senado que renunciaba a los poderes dictatoriales que poseía, para no ser llamado un tirano. El Senado, temiendo una nueva guerra civil, lo nombra, “el primero del Senado”: princeps senatum, o “líder del senado”.
Quizás nuestra palabra “líder” refleja algo de este significado, aunque “líder” no tiene una connotación política.
Maquiavelo le habla a Lorenzo II, nieto de Lorenzo el Magnífico, y le quiere enseñar cómo ponerse a la cabeza de la ciudad, y sobre todo, cómo mantenerse en esa peligrosa posición.
La manera de llegar a serlo, es a través de la guerra.
Por eso El Príncipe es un libro para conquistadores. No para guerreros sino para los que coronan la guerra con la adquisición y permanencia en el mando, en el liderazgo de la comunidad política. No es lo mismo el capitán que el príncipe.
Imaginar, querer saber qué pensaría Maquiavelo de Cortés es un motivo clásico. Enciende la imaginación de cualquier aficionado a la Historia.
Yo me animé, y escribí CARTAS DE MAQUIAVELO SOBRE LA GUERRA DE LOS AZTECAS.
Aquí puedes descargar la carta 1 de las 36 que forman la novela, y puedes comprar el libro completo aquí.
¡Platicamos!
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